En este artículo te presentaremos toda la información sobre la ranita de San Antonio, un anfibio habitante de la región europea.
La ranita de San Antonio pertenece al orden de los anfibios Anuros, este nombre se debe a la carencia de su cola con respecto a otros anfibios. El tamaño de estas especies es pequeño, no llegan a medir más de 5cm. Su cuerpo es rechoncho y ovalado. Posee una cabeza anchas y prominentes ojos con el iris de color dorado.
Las ranitas de San Antonio son fáciles de reconocer gracias a su intenso color verde brillante, aunque muy pocas veces se pueden observar ejemplares de color pardo con manchas. A cada lado de su cuerpo tiene una mancha marrón. Cuenta con unas esbeltas extremidades y sus dedos dotados de ventosas, totalmente apropiadas a sus hábitos trepadores, estas son algunas de las características que las distinguen de las típicas ranas, además poseen fuertes ancas traseras.
Esta especie habita las regiones con agua permanente y con abundancia de vegetación. Podemos observarlos en matorrales, vegetaciones densas y árboles que permitan que pueda camuflarse y además cercano al agua. Las actividades las realizan principalmente por la noche.
La población de la ranita de San Antonio se distribuye en las zonas mediterráneas europeas. Es una especie distribuida ampliamente por Europa, desde Bielorrusia y Ucrania, hasta los Balcanes, Italia, Francia, Creta y Benelux.
La reproducción de la ranita de San Antonio se da a principios o mediados de la primavera, que es cuando esta especie entra en celo. Los machos son los primeros en llegar a las fuentes, charcas y estanques. Para atraer a las hembras cantan a coro e inflan el saco bucal.
En el agua se realiza la cópula, y la puesta de huevos va entre 800 a 1.000 que son depositados en el fondo.
El tiempo que suele durar el desarrollo embrionario oscila entre 2 a 3 semanas, y el período de la metamorfosis otros 3 meses más. Es durante el verano en dónde se pueden observar un montón de estas ranitas saliendo del agua e iniciando su vida.
Este anfibio alcanza la madurez sexual al tercer año de vida. La longevidad de la ranita de San Antonio en estado salvaje va entre a 6 a 7 años, muy pocas veces alcanzan los 10 años. En cautividad llegan a vivir alrededor de 22 años.
En tiempos muy antiguos, esta especie era utilizada como barómetro ya que croaban cuando la lluvia se acercaba.